Oración 6 de Noviembre
Te adoramos. Oh, Cristo, en todas tus iglesias que hay en el mundo entero y te bendecimos pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
El viernes pasado los católicos estuvimos de celebración, la fiesta de todos los santos. Esa es la verdadera fiesta de estos días. Los cristianos no debemos despistarnos con festejos de monstruos y de brujas, sino que hemos de ir más allá y profundizar en lo que desde pequeños aprendimos en nuestras familias: conmemorar la memoria de los santos y orar por nuestros difuntos.
La santidad
es el misterio del amor entre nosotros. Allí donde hay verdadero amor,
sostenido, purificado, entregado, paciente, amor que templa el alma, que se
hace ofrenda, ungido en la oración, en ese lugar hay santidad, porque reina
Dios. Si se quiere sintetizar el camino de la santidad y darle un nombre, solo
hay que decir que esta es amor.
“Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis,
y os será dado. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y
seáis mis discípulos. Como el Padre me amó, también yo os he amado; permaneced
en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo
también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Juan
15, 7 – 10)
Los santos no son personas diferentes de nosotros, en
todos los tiempos ha habido santos, de diferente edad, unos niños, otros
jóvenes, adultos, viejitos, hay santos y hay santas, unos flaquitos, otros
gorditos, unos muy inteligentes otros muy sencillos, algunos han nacido muy
ricos otros fueron muy pobres, unos son blancos otros negros, unos han sido
santos desde pequeños, otros llevaron una vida en la que no conocían a Dios, y
se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús, cambiaron, y
decidieron ser felices siguiéndolo.
Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él,
hacer el bien como él, amar como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.
Todos, pero todos,
estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el
Don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos
bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo. Tal
como dice el evangelio, el fruto que quiere el Padre que demos en su Hijo
no es nada más ni nada menos que la santidad. Escuchemos ahora diez consejos que nos da una
religiosa terciaria franciscana, beatificada recientemente (Sor Mª del Transito
Cabanillas), para alcanzar la santidad:
Para
terminar recordar que el día de todos los Santos debéis felicitaros todos por
llevar un santo dentro, porque todos lo tenemos, el tema es buscar en nuestro
interior ese santo oculto y comenzar a obrar en los cambios para este camino
hacia la santidad. Dios espera al final del camino para tomar nuestras manos e
invitarnos a ser partícipes de su santidad.
No olvides
pues, que Tú también puedes ser santo.
Dios te llama a través de lo diario, de lo cotidiano, de tus compañeros
y maestros, de tus tareas, de tus problemas, éxitos y fracasos.
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Gracias por esa gota de agua en el océano.